RATIFICADO EL SANCOCHO COMO PLATO NACIONAL

Por: Mayor ® César Maldonado*
COLUMNISTA INVITADO

Por esta época, la yuca, el plátano, la carne de pecho, la gallina y demás ingredientes, dejaron de ser el espíritu del sancocho. 

Algunos completan cuatro años de campaña política, claro, haciendo honor a su palabra de llevar la oposición a las calles. Pusieron el país patas arriba canalizando el descontento social, estimulando los odios de lucha de clases. No importaron las víctimas de todo tipo, aquí lo significativo era azuzar a los más incautos a que destruyeran todo a su paso creando la sensación de desgobierno como argumento del falaz eslogan populista “llegó el momento del cambio”. Claro, llegó – no propiamente del cielo – mucha plata para pagar tanto “incauto”. Los mismos con que llenan plazas públicas.

Esta campaña política ha sido muy particular. Primero se perdieron los partidos. Ahora se evaporó la ideología; ya es común encontrar irreconciliables enemigos políticos comiendo en el mismo plato. No importan las espantosas alianzas entre el demonio y el santo si de ganar se trata. Esto es un sancocho por donde se mire, que alimenta la vergüenza ajena. Oportunidad propicia para que el constituyente primario castigue a tanto camaleón oportunista que habilidosamente se pone la máscara según sus intereses personales para no quedar por fuera de la rosca. El pueblo importa nada. Hasta la vergüenza perdieron. Al menos tres de estos lagartos de profesión, han militado en cuanto partido político ven como eventual ganador. Hasta ahora las cosas les ha salido según sus cálculos. Pero, ojo, a veces las conjeturas fallan.

A este sancocho le agregaron un nuevo ingrediente, los vendedores de humo. Candidatos que vociferan sin temor de ruborizarse que, garantizaran la paz, reducirán las cifras de desempleo, bajaran los índices de pobreza, combatirán la corrupción; bla, bla, bla. Pero ninguno dice cómo va a lograr tanta loca promesa. Meros vendedores de ilusiones. Lástima esta generación de porcelana que olvida con facilidad los sacrificios de una estirpe con temple de acero. Yo he vivido la historia que a ustedes les han contado, y créanme que los están engañando. Sé absolutamente quien era el Robín Hood y quien el antagonista. A los soldados y policías que construimos las libertades que ustedes hoy gozan, nos duele la bobería que sitia sus cabezas.

Pero como nadie sabe para quién trabaja, al demonio le apareció un viejito de Piedecuesta con igual o peor discurso pendenciero. Discurso que tanto le gusta a esta generación. Con la diferencia que, el esposo de Socorro, no va a “venezolanizar” el país. Con su usual “nadadito de perro” ha venido repuntando significativamente. No le tiembla la voz para madrear a cuanto paisano se le atraviesa. Infortunadamente al populacho le gustan los pendencieros. Así que a este sancocho no le salió gallina sino gallo. Pilas pues don demonio, no camine como Presidente, que no lo será. NI siquiera con la bendición de Francisco. 

Entre tanto, la Derecha, el Centro y cuanto adjetivo quieran usar, siguen en discusiones triviales sin que al momento el conclave arroje humo blanco. La soberbia y los personalismos los dividen más y más. Las tales coaliciones resultaron un invento nocivo. Por lo que vemos, son palenques para despedazarse públicamente entre “amigos”.  

Con solo el hervor del sancocho, se puede apreciar que el demonio pasará a segunda vuelta con su par pendenciero. No es posible que, a pesar de la santa bendición de Roma el demonio logre el 50% +1; por consiguiente, el ingeniero camorrista, sin negociarlo, en segunda vuelta conseguirá el apoyo de quienes odian a satanás. Esta es la triste historia de una cándida nación que se merece sus gobernantes. 

Hasta luego,

(*) Presidente Fundación Comité de Reconciliación ONG.