Por: My. César Maldonado*
COLUMNISTA INVITADO
Better than any visualComo era de esperarse, la historia ratifica en Venezuela que – muy distante de su discurso - los mamertos tienen ferviente pasión por los dólares del capitalismo, la opulencia y la riqueza
Todo indica que irremediablemente el pueblo venezolano va directo a una guerra civil. Desesperados por el hambre y las necesidades básicas, “picaron” el anzuelo de Maduro, al que le urgía el caos y la agitación general que produjera la alteración del orden público.
Inevitablemente el “Bravo Pueblo” va a responder con violencia a la irresistible racha de terror de los soldados contra la población civil. Es el escenario ideal para el Gobierno vecino, que necesita justificar a la comunidad internacional lo injustificable (la tiranía, asesinatos y múltiples violaciones a los DD.HH.), que lo tienen en el ojo del huracán.
Del otro lado, la Asamblea Nacional de mayoría opositora – algunos herederos de un pasado también corrupto – tres líderes visibles de alcance nacional, pero con discursos algo divergentes; y uno que otro dirigente social, no dan muestras de tener talla de Estadistas, fundando aún más consternación en los venezolanos que aguardan desesperadamente la propuesta política que los sacará de la ingobernabilidad en que se encuentra el país de mayores reservas petrolíferas. Sin lugar a dudas se puede asegurar que la falta de cohesión de la oposición y sus discretas propuestas, se constituyen en la mayor fortaleza del gobierno socialista.
En medio de una dura presión internacional, y a pesar de las suplicas del Papa Francisco para frenarla, finalmente hoy se instaló la Asamblea Nacional Constituyente en Caracas, y fue elegida como su presidenta, la excanciller Delcy Rodríguez. Las críticas no se hicieron esperar pues es una clara provocación a la oposición y a los países críticos; también porque ya se deja entrever la injerencia de los Castro en el diseño de la nueva hoja de ruta que marcará la gobernabilidad de los venezolanos. Como ríos, discurren por las calles caraqueñas ejércitos de asesores cubanos.
Indudablemente los costos humanitarios de una eventual guerra civil serían altísimos, pero es un secreto a voces de que como respuesta a los 120 civiles asesinados – y en aumento – por los soldados del régimen Chavista, han surgido líderes más beligerantes, que, como Guaicaipuro, están decididos a ofrendar su vida por una segunda liberación de la Patria de Bolívar.
Así las cosas, la salvación de Venezuela queda en manos de lo que pueda lograr la presión internacional, liderada por los Estados Unidos, aunque el panorama pinta sombrío, pues Maduro y sus alfiles en su desesperación por una muy segura extradición a Norteamérica, le están ofreciendo su alma al diablo. El abrazo de Vladimir Putin, no es otra cosa que oportunismo geopolítico para poner en jaque a sus viejos enemigos. De prosperar la consolidación de la dictadura – como parece ser – Venezuela podría estar en un futuro no muy lejano en la misma controversia de la República de Crimea, pues el abrazo del diablo no es gratuito. Convirtiéndose nuestro vecino en un tumor maligno y ulceroso, que tenderá a hacer metástasis en las democracias circundantes.
Entre tanto, miles de venezolanos escapan a los países vecinos, especialmente a Colombia, invadiendo con “casas de cartón” las calles de ciudades fronterizas, particularmente a Cúcuta y la costa norte colombiana, aflorando una crisis humanitaria con graves consecuencias de inseguridad, desempleo y salud. Pues se corre el rumor de que una de las primeras medidas que tomaría el Dictador, sería la prohibición de salida del país. Al mejor estilo de Cuba, la “Cárcel” más grande del mundo.
Hasta luego,
(*) Presidente Fundación Comité de Reconciliación ONG